antes de empezar - si estás leyendo esto y sueles hacerlo cada sábado pero aún no te has suscrito, por favor hazlo. te doy tres motivos (alguno bueno y otro no tanto, pero quién soy yo para darles categoría moral en cualquier caso):
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el otro día compartí en instagram este trocito de entrevista en la que vicky luengo habla sobre llegar tarde:
Veo a Emma Stone. ¡Hala, qué bien está en este papel! ¿A ver cuántos años tenía cuando lo hizo? Esto lo he hecho “así de veces”. Como para una especie de demostrarme a mí misma si yo voy bien de tiempo.
¿no os pasa con casi todo? es mi caso es una pulsión involuntaria - y hasta que escuché a vicky también inadvertida - que uso para tranquilizar a esa parte de mí que nunca está segura de si estoy en ✨ el camino correcto ✨.
no vengo aquí a repetir el discurso de que no existe tal cosa como ✨ el camino correcto ✨: ya hemos aprendido que para cada persona la felicidad y el éxito significan una cosa diferente, y que todas las decisiones vitales y existenciales a ese respecto son igualmente válidas y respetables. hasta que tu prima un par de años mayor que tú firma una hipoteca, tu amiga del colegio se queda embarazada, o tienes que separar una parte importante de tu presupuesto anual para ir a bodas.
siento profundamente estar escribiendo otra vez sobre hipoteca, boda e hijos. lo siento por vosotros y lo siento por mí. pero tenéis que entender que estáis leyendo a una treintañera sin hipoteca, ni boda ni hijos que para aliviar esa angustia existencial se dedica a ver todas las noches un par de capítulos de sexo en nueva york (que resulta estar siendo una serie que viene no con todas, pero sí con muchas respuestas).
lo que me pregunto ahora es de dónde sale toda esta ansiedad. por supuesto hay factores sociales, educacionales, patriarcales y consumistas: ya sabéis, el estatus a través “del marido” (sin ánimo de sonar asquerosamente hetero), la propaganda sobre el valor de los cuidados y el servicio a la familia, el miedo a la infertilidad como sinónimo de inservibilidad (estoy bastante segura de que esta palabra no existe, pero no encuentro otra igual de precisa que no sea también inventada), el trabajo como herramienta de capital social.
pero también hay otros puramente humanos: la necesidad de dar y recibir amor, la voluntad de formar algún tipo de redes de sostén que huelan a pertenencia, la disposición para trascender a nuestras pequeñas vidas, el deseo de sentirnos vistos y escuchados y reconocidos y acompañados y valorados.
tengo 31 años y el 29 de mayo (apuntadlo en la agenda) cumpliré 32. ¿de verdad no le va mejor a quien llega antes?
entonces me pongo a imaginar la vida que creo que tendría ahora si hubiera seguido paso a paso todos los convencionalismos. seguramente estaría casada con mi novio de la universidad (es decir, atrapada en una relación absolutamente miserable), habría firmado una hipoteca a cuarenta años en valladolid (que estoy descubriendo que puede que no sea el sitio para mí), tendría dos o más hijos (también metidos en una vida familiar cuestionable), sería funcionaria del estado (con una rutina laboral nada estimulante para mí), y no dejaría de preguntarme todos los días qué me tiene que pasar para que alguien me saque de aquí.
hago una pequeña pausa para recomendar la conformista, de alba dedeu y publicada por sexto piso, una novela que desprende cotidianidad amarga por los cuatro costados y te mete de cabeza en la inercia de la vida, que pasa sin que casi puedas darte cuenta.
así que sí, como dice vicky, prefiero llegar tarde pero llegar bien. prefiero decir que no a tiempo, aunque tenga que pagar con la incertidumbre de no saber cuándo sentiré que es el momento de decir que sí.
no pierdo la esperanza, tengo que decir. me gusta pensar que sí estoy en ✨ el camino correcto ✨, sabiendo también que es el único posible para lo que sea que me espera.
comparto el credo de escandar algeet:
Creo en el amor como única opción de ataque.
En el odio como primer atisbo de derrota.
En la bondad como único medidor humano.
[…] camino, desde mi soledad al mundo,
con los brazos abiertos
a quien quiera abrazarme […]
por cierto, ya está fuera el segundo episodio de 🎙️ FRAGMENTOS, y tiene un salto de calidad enorme con respecto al primero, así que no os lo podéis perder.
y yo charlamos sobre joan didion y el nuevo periodismo y el diablo viste de prada y truman capote y el true crime y los informes psiquiátricos y nueva york y decir adiós a todo aquello.
Me encanta. No sólo estás en el camino correcto si no que tu camino y tus palabras nos inspiran a los demás a frenar un poco e intentar hacer el nuestro más bonito
Que lindo!!!! Gracias por compartir... Y tal vez parecerá egoísta de mi parte (jajaja) pero saber que alguien más está en el mismo tren, en el asiento de al lado, experimentando esos largos viajes que se da la mente; me tranquiliza un poco, esos pensamientos/sentimientos se neutralizan, se vuelven más ligeros e incluso divertidos.