el otro día en consulta la psicóloga me preguntó: ¿qué le pides a la vida? yo, que tiendo a planear a un año vista cuándo voy a viajar a no sé qué sitio y cuándo me voy a mudar a no sé que otro (con el único objetivo de calmar mi hiperactividad y alimentar una falsa sensación de control), solo supe responder: no lo sé.
obviamente no lo sé no es una respuesta, y menos en terapia. así que insistió: ¿cuáles son tus grandes objetivos para los próximos cinco años? y ahí estaba otra vez, en la punta de la lengua y con salida incontrolable: no lo sé. continuó: ¿y para los próximos diez? entonces nos dio la risa a las dos, a mi por lo abrumador de la pregunta y a ella calculo que por la cara de susto que debí poner.
al parecer, esta manía mía de dejar que el universo me vaya guiando por donde buenamente pueda para liberarme de toda responsabilidad en la toma de decisiones importantes podría ser una importante fuente de ansiedad para mí. me lo creo a pies juntillas.
hace ya muchos años que me siento en constante estado de espera, como si mi vida estuviera siempre a punto de empezar, como si un gran descubrimiento fuera a revelarse ante mí como por arte de magia de un momento a otro para cambiarlo todo de repente, y como si de eso dependiera la calma definitiva que ansío encontrar.
está bien, entonces ya tienes deberes. y yo, que me mantengo sujeta al suelo con las puntas de los dedos de los pies gracias a mi gran sentido del deber y la obediencia (y mi miedo a hacer las cosas mal y que alguien se de cuenta y me lo haga saber), al día siguiente lo primero que hice muy diligentemente fue dibujar en mi diario una rueda de la vida.
no sé si te viene la cabeza lo que es, yo lo aprendí hace mucho tiempo en alguna lectura de autoayuda de esas que utilizo para sostenerme, pero tiene más o menos este aspecto:
no dibujé exactamente esta, sino una que diseñé hace tiempo y que se adapta más a mis valores. la mía se divide primero en tres grandes aspectos, y después cada uno de ellos a su vez en otros tres:
mente: trabajo, intelecto y salud mental
cuerpo: nutrición, ejercicio y sexo
alma: creatividad, vínculos y hogar
la idea es hacer un repaso de cómo está cada aspecto en tu vida en el momento actual, y de cómo te imaginas que estaría en un mundo ideal. después decides qué pasos tienes que dar para saltar de un punto a otro.
cuando hago este ejercicio (muy de vez en cuando) no soy capaz de ver nada más allá de seis meses, un año a lo sumo. ¿intentar ver de aquí a cinco o diez años? terrorífico.
uno de los pensamientos obsesivos que más me asaltaban antes de empezar el tratamiento era precisamente “todo lo que me queda por vivir es dolor”: enfermedad, muerte, pérdida, abandono, soledad. el mundo ya se ha demostrado un lugar peligroso antes, alguno de mis miedos más profundos (de esos que no dices en voz alta para no atraerlos sin querer) ya se ha cumplido. nada me puede hacer pensar que el futuro vaya a ser diferente.
ahora me encuentro mejor, me voy acercando a la luz, recuperando la fe en las cosas bonitas de la vida. y aún así no soy capaz de pedirle nada, sigo bloqueada esperando a que me llegue el turno, y las grandes preguntas sobre el futuro me sobrevuelan sin que consiga bajar ninguna a tierra.
¿quiero casarme? no lo sé. ¿quiero tener hijos? no lo sé. ¿quiero comprar una casa? no lo sé. todos esos no lo sé me suenan a miedo a admitir que sí quiero alguna de esas cosas para después no conseguirla y tener que reconocerme en el fracaso o sentir que no las merecía por algún motivo. a lo mejor ya siento que no las merezco. a lo mejor también hay una parte de mí que se quiere mantener firme y rebelde frente a las imposiciones que la sociedad deposita sobre una mujer de mi edad. a lo mejor esto último es solo una excusa para justificar mis fobias.
aunque hay otras cosas más pequeñas que sí sé: quiero seguir escribiendo, quiero vivir en una ciudad con más luz, quiero encontrar una casa que yo sienta como hogar, quiero estar cerca de mis amigos, quiero viajar con mi madre, quiero ver crecer a sofi, quiero dar amor a nala hasta que sea viejita, quiero seguir visitando a mi padre, quiero hacer el trabajo que hace falta para que me den el alta.
tengo hasta el lunes para decidir el resto (hipoteca, boda e hijos).
Qué difícil es no saber en un mundo en el que parece que todos saben. Yo creo que en realidad van improvisando 😂
Pero también puede ser que no haya llegado el momento todavía de pensar bien en algunas cuestiones como una prioridad. Cada una va a su ritmo, y tiene sus circunstancias. En todo caso, lo más importante lo sabes 💕
Suena a tópico, pero las pequeñas cosas en la vida son la mas importantes y esas son precisamente las que tu tienes claras, los pequeños/gigantes objetivos que te hacen y haran feliz tanto a corto como a muy largo plazo.
Los que llaman grandes objetivos(hipoteca ,boda, hijos...)no son tan importantes para ti puesto que ni siquiera sabes si los quieres alcanzar, así que seran cosas que si llegan estara bien y si no también. Que tus objetivos a 5 o 10 años sigan siendo así , asi de "pequeños" , asi de valiosos y asi de importantes y bonitos. Te quiero por ser asi (bueno y por que eres mi hija, claro, 😂)