una de las cosas por las que estoy más agradecida a 2023 es por haberme puesto en el camino a
. conocí a emily hace unos meses en esta misma plataforma a través de su newsletter , y a día de hoy puedo decir con seguridad que es uno de esos angelitos de la guarda que el universo creativo ha preparado especialmente para mi: una persona que me anima a seguir con mis proyectos, me inspira para empezar otros nuevos y me invita a formar parte de los suyos.estoy feliz de que emily haya tenido la generosidad de escribir para entreoctubres con la honestidad con que lo ha hecho. sé que ella también lo está de haber encontrado un espacio como esta habitación compartida para soltar lastre y poder seguir. y espero que vosotros también lo estéis después de leerla.
Hoy es el día de Reyes y veo que tu madre ha subido una foto al estado de WhatsApp. Dudo unos segundos en si abrirlo, pero al final lo hago corriendo. Veo que vuestro mueble de la tele sigue estando debajo de las escaleras y que tenéis la misma estufa de gas en el salón. Pasé muchas horas delante de esa estufa contigo y vuestro gato cuando hacía demasiado frío para estar en la calle. La estufa seguramente no sea la misma claro, han pasado muchos años desde aquello.
Yo veo la foto con mi móvil en la mano fuera en el jardín que hoy hace sol. Hace bastante frío, creo que unos diez grados pero el sol ayuda a que se vea todo más bonito. Quizás por eso no me haya inundado la nostalgia y los pensamientos de arrepentimiento tan duramente ahora al ver vuestro mueble y estufa. Por eso quizás haya podido mirar la foto haciéndole zoom con los dos dedos pulgares y analizando cada centímetro de vuestro salón sin dejarme caer en un hoyo oscuro y profundo. He podido mirar la foto y cuando no quedaban más objetos y esquinas que analizar, he podido cerrarla y no volver a abrirla. Levantar la vista y seguir paseando por mi jardín.
Tú no subes nada a las redes sociales y es raro que tu familia suban fotos, pero cuando aparecen mágicamente siempre siento un cosquilleo en la tripa. ¿Saldrás en la foto? ¿Podré ver cómo eres ahora? ¿Tienes el pelo igual que antes? ¿Sigues haciéndote la plancha obsesivamente después de cada ducha? ¿Siguen saliéndote dos hoyuelos en las mejillas al sonreír? ¿Vives sola o con tus padres? ¿Qué te habrán regalado los Reyes? Lo pienso todo de golpe sabiendo que no obtendré respuestas a las preguntas que lanzo al vacío porque tú madre no ha subido más fotos a su estado de WhatsApp.
Intento poner en práctica las cosas que aprendo en terapia, pero a veces me encuentro con ese diablo en el hombro diciéndome que abra nuestro cajón del pasado. Ábrelo, siéntelo todo, revive cada recuerdo que tenéis juntas, pregúntate cosas y mejor aún, ¿por qué no le escribes? Ahí es donde sé que me estoy dejando llevar de más. Freno. No puedo escribirte porque no tengo nada que decirte. ¿Qué te diría? Que he pensado en ti de nuevo y como hoy es Reyes he pensado en felicitarte. Ni siquiera celebro Reyes pero quizás sea una excusa válida para ponerme en contacto, soltar una bomba, aparecer en tu vida de nuevo y posiblemente ponerlo todo patas arriba con solo una notificación. Decido no hacerlo, por ti y por mí, pero no te creas que no he dudado.
No es la primera vez que dudo, he dudado más veces, he pensado en escribirte, dedicarte textos, averiguar cosas sobre ti, pero no puedo. No puedo porque siempre acaba mal.
La última vez que hablamos, yo vivía en Barcelona y estaba sentada en la terraza de nuestro ático. Tenía el mismo iPhone en la mano que hoy, el día de Reyes, y nos hablamos por iMessage. Me decías que quizás vendrías a la ciudad con una amiga y que aprovecharías para verme, eso me dolió. Quise que vinieras específicamente para verme a mí, yo quería que te quedaras conmigo en mi piso, que fuéramos a mis cafeterías favoritas, caminar por las calles juntas riéndonos, sacarnos fotos felices, contarnos secretos y ponernos al día, tumbarnos juntas en la cama viendo videos de YouTube riéndonos a pleno pulmón con vídeos que solo nos hacían gracia a nosotras, pedir comida a domicilio. Yo quería algo que no podía tener, pero siempre me convencía de que esta vez sí.
Después de enfadarme ese día, no volvimos a hablar, la conversación acabó sin cierre y ninguna de las dos volvimos a escribirnos. Quizás tú pensaras en mí como yo en ti, pero como había pasado mucho tiempo, lo fuimos dejando y dejando hasta que cruzamos el punto de no retorno digital. ¿Sabes del que hablo? Ese en el que te escriben un mensaje pero no contestas en el momento a pesar de haber formulado una respuesta en tu cabeza. Piensas “luego le contesto más tranquila” y nunca llega ese luego entonces pasan los días y las semanas y ya te da palo contestar. Vives intranquila sabiendo que la otra persona no ha recibido una respuesta por tu parte, pero no encuentras ni el momento ni la forma de volver a aparecer en su centro de notificaciones. Sigue pasando el tiempo y de repente estás en un universo paralelo en el que no existe la posibilidad de volver a entablar una conversación. Somos perecederos online y eso pasó con nuestra conversación, se perdió en un agujero negro y ninguna de las dos nos atrevimos, o quisimos, rescatarlo.
Ahora en el día de Reyes pienso en ti, pienso en si te gustará tu trabajo, en si te habrás independizado, en si eres feliz en el pueblo del que tanto quisimos huir, en si encontraste paz en tu interior, en si salió a la luz lo que me contaste, en si tienes amigas que te quieren y a las que tú quieres. Me pregunto si tu gata sigue durmiendo contigo por las noches, si sigues yendo a esas clases de Muay Thai, si sigue gustándote salir de fiesta y bailar con los brazos, si sigues viendo fantasmas entre esquina de tu armario y la cama de tu hermana mayor, si sigues escuchando música cuando conduces.
Me pregunto todas estas cosas sabiendo que seguramente hayas cambiado tanto como yo. Es absurdo pensar que sigues haciendo la misma que hace cuatro años o que sigues pensando igual porque yo tampoco soy la misma. Es absurdo pensar que la persona que antes era mi mejor amiga, a día de hoy no me reconocería por la calle, que me haría preguntas sobre cosas que he olvidado que existían en mi vida y que tendría que volver a conocerme desde cero por todo lo que he cambiado.
Es curioso y doloroso pensar que tenemos cajones llenos de papeles, pegatinas, servilletas, cuentos, llantos, risas y secretos dentro de un archivo en la memoria que pertenecen a adolescentes que ya no existen en la vida actual, pero que seguimos personificando por culpa de la nostalgia.
No sé si podré olvidarte algún día, no creo que me borra nunca nuestro tatuaje conjunto en la muñeca, no creo que me olvide nunca del olor de tu colonia de Mary Kay, no creo que vayamos a encontrarnos ni hablar en el futuro, no creo que pegásemos como amigas a día de hoy incluso con pegamento superglue, pero por alguna razón cuando veo la foto de tu madre en el estado de WhatsApp me inunda una tristeza de no saber cómo estará mi amiga de la adolescencia, de pensar que me he quedado con una versión desactualizada y no existente de ella.
Quizás hacerse adulto también sea esto, saber que se quedaron personas por el camino pero que los mejores momentos que te dieron siguen acompañándote en el corazón.
suelo presumir de que entreoctubres nació como un espacio para albergar historias de vida, duelo y cotidianidad, y sin embargo pocas veces me he atrevido a compartir aquí mi experiencia con el duelo por la ruptura de una amistad (habiendo sido una de las mayores fuentes de sufrimiento para mi este último año). gracias emily porque, además de generosa, has sido muy valiente: por un 2024 in real life.
me gustaría aprovechar también para recomendar Dejar ir, el capítulo de Ciberlocutorio (uno de mis podcasts favoritos del mundo mundial) en que Anna Pacheco, Andrea Gumes y Sara Torres reflexionan sobre las rupturas en la amistad y de lo difícil que es saber dejar ir.
Carlota tus Newsletters son como un abrazo en un día de invierno en el que estás muy triste. Hace unas semanas yo también escribí en mi Newsletter sobre una persona en la que ya no estaba en mi vida después de ver un pedacito de la suya en RRSS... es una experiencia extrañísima menos mal que tenemos las palabras. Un beso <3
Me ha encantado chicas! Gracias por abrir este espacio a otras personas / escritoras. Es una bella iniciativa. Emily, amo como escribes en español!🧡