11 noviembre 2021
Estos días tengo la cabeza como un bombo, llena de información y con verborrea de pensamientos. Muy agitada. Es agotador. Necesito parar un poco y dejar de pensar. Simplemente estar aquí y ahora. Pero es que aquí y ahora me provoca muchos pensamientos sobre lo que quiero hacer con mi vida. […] Y todos estos pensamientos me vienen una y otra vez y me asaltan de mil y una formas durante el día y no puedo parar. Necesito que se callen. De verdad, estoy agotada.
esta es parte de la entrada de mi diario en un día como hoy hace exactamente dos años. mi vida ha cambiado mucho desde entonces: he dejado atrás dos casas y una ciudad, he cambiado de trabajo, mis padres se han separado, se ha roto la relación con mi mejor amigo.
también he dejado de fumar y de beber, he visto a nieves ser madre, he pasado más tiempo con la mía, me he decidido a abrir este blog, he conocido a mujeres interesantes en el club de lectura.
queda claro que de todas las cosas que intentaba prever en aquella verborrea de pensamientos pocas se han cumplido, por lo menos no de la forma que yo esperaba. y en cambio han ocurrido muchas otras que nunca consiguieron colarse en el bucle incansable de obsesiones que he preferido no transcribir aquí.
pero lo que quería contar es que hoy me encuentro exactamente en el mismo lugar y puedo decir de nuevo que tengo la cabeza como un bombo. hace por lo menos tres noches que duermo poco y mal, consumo obsesivamente redes sociales, repito conversaciones en mi cabeza de forma compulsiva. estoy llena de ruido, de juicio y de angustia.
angustia. 2. f. Temor opresivo sin causa precisa.
esto no es nada nuevo para mi (y por desgracia no veo el momento en que vaya a ser algo viejo). desde muy pequeña los médicos han asociado varias de mis dolencias a trastornos de ansiedad, y sin embargo no recuerdo que ninguno de esos diagnósticos haya ido acompañado de un tratamiento.
debía tener 10 años cuando apareció aquel tic: los dientes me castañeaban sin parar. recuerdo estar en el colegio y recuerdo el miedo que me daba decírselo a la profesora. después ya no recuerdo nada, pero me mandaron a casa.
en casa los dientes me dejaron de castañear, pero me empezó a temblar el hombro. recuerdo estar en el salón viendo la televisión y recuerdo a mi madre observándome atenta desde el marco de la puerta. después ya no recuerdo nada, pero fuimos al hospital.
en el hospital el hombro seguía temblando, no de forma constante pero como si le diera una descarga eléctrica de vez en cuando. recuerdo una doctora que me pedía que dejase de hacer eso y recuerdo que me metieran en la lavadora gigante a hacerme un tac. después ya no recuerdo nada, pero en algún momento el tic se achacó a una respuesta psicológica y después desapareció.
El médico dice que quiere que ingrese en el hospital […]. Diagnóstico, dice. ¿Ven lo rápido que habla? ¿Lo acelerada que está?
El médico habla con mis padres en vez de conmigo. […] Siempre estaréis dando vueltas a lo mismo, amenaza después.
[…] Nos la llevamos a casa, dice mi madre: y eso fue todo.
Mi libro madre, mi libro monstruo, Kate Zambreno
siendo justa, puede que ninguno de estos recuerdos sea real. y sin embargo estos y otros parecidos me pertenecen de alguna manera y han servido para definir mi identidad, o por lo menos una fantasía de la misma. y sobre esa fantasía construyo hoy todo lo demás.
ya lo decía annie ernaux - el hecho de haber vivido algo, sea lo que sea, otorga el derecho imprescriptible de escribir sobre ello.
me prometí a mi misma que haría una lista de las cosas sencillas y prácticas que me ayudan a bajar revoluciones, y aquí está:
acariciar y abrazar a nala
ver reality shows en netflix
hacer la cama y recoger el salón
pasear escuchando podcast largos
escribir a mano por las mañanas
encender velas en casa
leer en el pipican mientras nala juega
ir a clase de pilates con jesús
preparar café con leche espumosa
hacer listas
Yo siento que la ansiedad ni se crea ni se destruye, se transforma a medida que nos vemos en situaciones nuevas. Pero no lo digo en plan derrotista, porque en mi experiencia, hay maneras de hacerle frente e ir suavizándola con cada situación nueva. Yo también tengo la cabeza como un bombo, 100% identificada jaja❤️
Mudate a Coruña de una vez ya está bien