la de hoy es la anécdota de un tatuaje. llevo en el brazo derecho escrito en tinta: no es dolor, es miedo. creo que era sara bueno quien decía: que no haga más daño el miedo que el golpe.
la historia de cómo surgió la idea de este tatuaje tiene mucho menos glamour del que pueda parecer. fue en mi centro de depilación de lisboa, al que se me ocurrió acudir de forma mensual durante aproximadamente un año para someterme a un proceso láser bastante desagradable con pocos y malos resultados.
en una de las sesiones, al verme retorcerme, fruncir el ceño y resoplar lo más bajito que podía con cada disparo de pistola, la esteticista me preguntó si me estaba haciendo daño. aún dando por hecho que la preguntaba estaba siendo retórica, le respondí: sí.
f. ret. pregunta que no manifiesta duda ni pide respuesta, sino que expresa indirectamente la afirmación de lo que dice, o le da más vigor y eficacia.
entonces ella procedió a darme una de las lecciones más valiosas que me han dado nunca. no es dolor, es miedo, abre los ojos - me dijo, mientras me extendía unas gafitas pequeñitas de esas que se usaban (lo formulo a conciencia en pasado porque me parece tan sorprendente como seguramente cierto que sigan existiendo) en las cabinas de bronceado.
con los ojos abiertos, y con la ayuda de las gafitas, pude ver por dónde iba la pistola y por dónde se avecinaba la siguiente descarga. el dolor disminuyó inmediata y radicalmente. mi esteticista tenía razón: me estaba haciendo más daño el miedo que el golpe.
de repente me di cuenta de que este es el mecanismo general de defensa que me acompaña en la vida, sufrir antes de tiempo o prepararme para la desgracia. la ansiedad me ha acompañado desde que soy muy pequeña, y en muchas de las ocasiones me ha traído más tormento que el 1% de los males que preveo y terminan por ocurrir.
la esperanza es que este tatuaje haga las veces de un recordatorio sobre cómo me gustaría vivir la vida, me acerque de vuelta y me ancle al presente. sin mucho éxito en general, pero ahí está.
en línea con todo esto, me gustaría recomendaros una lectura de
, ¿Baby Botox o Boomer?, en la que escribe sobre uno de sus temas favoritos: nuestra relación con las esteticistas.también aprovecho para invitaros a seguirme en instagram en @analogmoira, donde subo algunas fotos que hago con una cámara automática que mi madre compró antes de tenerme y de la que me he apropiado en los últimos años - sirve esto como promesa para escribir sobre fotografía en algún momento.
y por último, os recuerdo que he creado en mi perfil una página de findings donde iré compartiendo descubrimientos y recomendaciones para ver, para leer y para escuchar - las últimas adiciones: poeta chileno (alejandro zambra), la sala de los espejos (liv strömquist), abismarse (punzadas sonoras), cuerpos distorsionados (ciberlocutorio).