queridas amigas,
probablemente os sorprenda recibir esta carta tanto como a mí escribirla. y es que, después de dos años de compromiso (más o menos) férreo con este proyecto tan mío, hoy se cumplen diez semanas desde la última vez que publiqué en este blog.
esto por muchos motivos, supongo. el primero es que tres o cuatro meses después de dejar los antidepresivos, la ansiedad que arrastro desde que tengo uso de razón volvió a asomar las orejas. así que fui al médico y reinicié el tratamiento con sertralina. y no os voy a mentir: no ha sido fácil.
no ha sido fácil porque cuando decidí que estaba preparada para dejar la medicación no entraba en mis planes fracasar estrepitosamente. ¿tan mal lo he hecho? ¿qué se me ha escapado? ¿qué más tengo que intentar? y no ha sido fácil porque las ganas de estar bien no siempre son más fuertes que el miedo a depender de una pastilla de manera indefinida. ¿hasta cuándo la voy a necesitar? ¿estaré preparada la próxima vez que la deje?
si os interesa el tema o necesitáis compañía, os dejo un par de posts antiguos sobre ansiedad y medicación.
el segundo motivo por el que no he pisado este lugar en tanto tiempo es que madrid me ha atropellado de todas las formas posibles. después de dos años de quietud absoluta en valladolid, donde mi vida social dependía casi al completo de mi madre y mis tías, la capital me ha llevado de un golpe al otro extremo.
no es una queja, lo prometo: estoy muy contenta de estar aquí. me gusta mi piso, la comunidad en la que vivo, mi barrio, tener amigos cerca, ver en directo a mis artistas favoritos, tomar cerveza y gildas al sol a la hora del vermut, desayunar con nala cerca del río, pasar por tirso a comprar flores y por parenthesis a por un libro, incluso ir a la oficina y volver a casa caminando por el paseo del prado.
pero definitivamente no estaba preparada para la gestión de agenda que implica madrid. siento que voy tarde a todas partes, tengo el calendario lleno de ocupados y a veces no me queda tiempo para las cosas más sencillas, como comprar pilas para el mando de la tele o limpiar el horno por dentro. por suerte no me cuesta cancelar planes cuando siento que no llego a más.



y el tercer motivo que tengo presente por el que me está costando asomarme a substack es que se está convirtiendo en un lugar un poco hostil para mí. tengo mil motivos para sostener esta afirmación en los que no me apetece mucho entrar ahora, pero sí diré que parte del bloqueo creativo que atravieso viene de una presión absurda (y nueva para mí) por hacer crecer los números y escribir grandes cosas.
luego me llegan comentarios como éste y recuerdo por qué empecé a publicar: por la comunidad, por la conexión y por eso que solo se consigue leyendo, descansar sobre la idea de que no estamos solas en el mundo.
por todo esto, me propongo aprovechar julio y agosto para retomar el blog desde la calma y sin pretensiones. con unas cartas de verano ligeras en las que no tengo intención de escribir nada original, ni importante, ni trascendente, ni revolucionario. solo escribir: sobre el verano en galicia, sobre la playa, sobre libros malos, sobre citas tinder, sobre terapia y sobre mis amigos.
Creo firmemente que a veces la única forma de escribir bien es hacerlo sin ninguna pretensión 🫶🏻💐
aquí otra con sertralina (bajándola) me ha encantado leerte. te puedo pasar mil recursos y cosas sobre este tema, es muy posible que la ansiedad sea de la retirada y no recaída. la psiquiatría me tiene bastante harta ❤️ no has hecho nada mal!!! te abrazo 🫂