dicen que hacer públicos los propósitos ayuda a uno a comprometerse con ellos. supongo entonces que lo que viene a continuación es una breve declaración de no intenciones: no tengo intención de publicar esta newsletter cada sábado. por el simple hecho de evitar el pequeño fracaso que tengo que enfrentar cuando no ocurre.
permiso concedido, sigamos con lo nuestro.
la carta de esta semana va a ser un poco diferente. voy a divagar alrededor de algunas ideas sobre las que he reflexionado (poco o mucho, y con más y menos acierto) esta semana.
la primera idea ha sido más bien una realización. me he dado cuenta de que se pueden vivir cosas por primera vez una segunda vez. esto no ocurre siempre, y no depende de nuestra voluntad. pero cuando un acontecimiento realmente importante interrumpe nuestra vida, el tiempo se reanuda de una forma muy extraña.
eso de “es la primera vez que… desde que…”. seguro que puedes rellenar los espacios con tus propias vivencias.
el suceso que pone el contador a cero no tiene por qué ser necesariamente trágico, puede adoptar múltiples formas. pero sí tiene que ser transformador: eras una persona antes, y eres otra persona diferente después. una que va a experimentar por primera vez todo lo que ya había experimentado antes por primera vez.
desde que murió mi hermano, mi vida se ha convertido en una lista de primeras veces que parece que no va a terminar nunca. como si yo fuese una persona diferente después de aquello. como si todo se hubiera reiniciado y yo hubiera aterrizado en un mundo nuevo y nada de lo que había aprendido hasta entonces sirviera para navegarlo y tuviera que aprender a sobrevivir con unas reglas que me son ajenas.
no podemos negar que el duelo nos da entonces la oportunidad de vivir de una manera diferente. no lo digo en sentido romántico, ni con tintes new age: no hay nada bello ni positivo en la pérdida, ni creo que deba ser enfrentada en tono aleccionador. pero sí nos coloca en otro lugar. y desde otro lugar podemos ser otra cosa.
la segunda idea la he tenido justo antes de entrar en la ducha y me ha tenido entretenida durante toda la apabullante gestión que resulta ducharse en un baño extraño.
he pensado que las casas están vivas. las casas son como son, y existen al margen de cómo queramos que sean. y somos nosotros los responsables por ir conociéndolas, poco a poco y a conciencia. intentando recordar cada pequeño detalle, para poder adaptarnos a ellas (porque nunca va a ser la casa la que se adapte a ti).
llegué ayer por la noche a galicia, voy a pasar aquí el verano con mi padre (si esto ha sido o no una buena decisión lo iremos viendo conforme pasen las semanas). he estado incontables veces en esta casa, desde que puedo recordar, y sólo ahora empiezo a percibir algunas cosas.
cosas pequeñas. sobre cómo funciona la ducha, sobre dónde hay enchufes. sobre cuándo es mejor momento para abrir las ventanas, o bajar las persianas. sobre dónde se guardan las toallas, y dónde se acumula la ropa sucia.
esta casa y yo estamos empezando a hacernos amigas. y todo lo que yo viva aquí, y lo que ya he vivido, ella lo guardará para siempre.
la tercera y última idea es sobre algo que leí hace unos días en el monje que vendió su ferrari (tiene mucha fama, o por lo menos la tenía hace unos años, pero para mi no ha sido nada revelador ni novedoso, teniendo en cuenta que soy una persona a la que le gusta leer autoayuda - así, sin vergüenza).
en un día normal una persona normal tiene unos 60.000 pensamientos. el 99% de ellos es exactamente igual que el día anterior.
paradójicamente, desde que la leí, precisamente esta frase se ha convertido en uno de esos 60.000 pensamientos que me repito día tras día. es como si ahora fuera más consciente de algunas rumiaciones (siempre las he tenido), pero me empezara a hartar de ellas. como si vivir atrapada en esos bucles me convirtiera en una persona vulgar y poco interesante que no tiene nada original o novedoso acerca de lo que meditar.
pero esta idea me lleva a otra, esta vez de julia cameron, que explica en el camino del artista (también autoayuda, pero este totalmente recomendable para desbloquear la creatividad natural) cómo escribir de forma regular nos ayuda a vaciar el pozo.
creo que escribir se convierte así en una herramienta para posar y abandonar algunos de los 59.400 que arrastramos de un día para el siguiente, y hacer espacio para otros nuevos.
de eso precisamente se trataba esta carta. espero no seguir pensando en esto mañana.